Y ya van 5...

Mi idea era seguir escribiendo sobre los últimos viajes, lugares que he visitado y me han dado fuerza para seguir viviendo esta intensa experiencia.

Sin embargo, he sentido la necesidad de hacer un inciso para intentar expresar cómo me siento tras cinco meses lejos de casa, de mi país, de mi familia y mis amigos. Y la verdad, que a pesar de que en cada entrada digo que estoy feliz, hay una parte de mi que me recuerda constantemente que este no es mi lugar. Quizá sea por ver las fotos de los míos, leer los nuevos acontecimientos que van ocurriendo en sus vidas a través de las redes sociales y tener muy poco tiempo para hablar con ellos, hace que cada día que pasa, eche más de menos mi tierra.

Llega la época de hacer balance, de valorar los buenos y no tan buenos momentos... Esta experiencia me está aportando mucho en mi vida. Profesionalmente, cada noche me acuesto con algo nuevo aprendido, algo que se que voy a poder implementar en mi clase cuando vuelva a España. Personalmente, me está ayudando a darme cuenta que puedo ser totalmente independiente, que aquello que me propongo lo puedo conseguir. Por ello, la experiencia es bastante positiva.

Entonces, ¿cuál es el balance negativo? Tras cinco meses, ya van surgiendo momentos en los que la soledad se hace notar, los días ya van siendo muy repetitivos y las diferencias culturales van cogiendo peso. Echo muchísimo de menos las risas con mis amigos acompañadas de las "tapitas" en cualquier bar de mi pueblo, las charlas interminables en el sofá de casa con mis padres, los paseos por el pueblo parando cada momento para hablar con unos y con otros... es decir, estar siempre rodeada de los míos.

Y ahora me pregunto,  ¿quizá estoy sintiendo que un año aquí es suficiente? La respuesta, sinceramente, no la se. Si me quedo, seguiría descubriendo lugares, que de otra forma nunca podría ver, seguiría conociendo personas maravillosas y continuaría aprendiendo y "mejorando" en mi práctica docente. Pero a la misma vez, seguiría perdiéndome el día a día de mi gente, que tanto necesito.

Así que, a seguir viviendo cada segundo, exprimiendo cada experiencia, pues el futuro, mi futuro, seguirá siendo una incógnita.
El futuro es demasiado incierto como
para que una persona haga planes serios.

Comentarios

  1. Me encanta!!!!! Un balance bastante honesto, te puedo entender, no a la perfección porque nunca he salido de mi zona de confort, pero me pongo en tú piel, el valor de la familia, los amigos, compañeros .....y sé que sería duro y a la misma vez bonito. Sentimientos encontrados diría yo.

    Un besazo tan tan fuerte que te llegue hasta el otro lado del océano.

    ResponderEliminar
  2. Hola Marta, muy bueno tu blog. Sigue así. Yo también tengo la misma sensación. Creo que un año en este país puede llegar a ser más que suficiente para hacerte una idea de cómo funciona. Un saludo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¡Feliz 2020!

El sueño se hizo pesadilla

Mi nueva escuela