Aquí estoy de nuevo

Lo se. Lo que iba a ser un blog casi diario se quedó estancado hace ya semanas. Sin embargo, han sido muchas las ocasiones en las que me he intentado sentar frente al ordenador y seguir relatando esta aventura, pero por diferentes motivos me ha sido imposible.

Han sido unas semanas muy intensas, en las que he tenido que exprimir cada minuto del día para que me diera tiempo a realizar todo lo que esta nueva vida trae consigo.

Y ademas de eso, han sido semanas para buscarme y encontrarme a mi misma. Porque de lo que algo estoy ya segura, es que esta experiencia, alejarse de la tierra, la familia, los amigos y de la rutina, ayuda a darte cuenta de lo que realmente eres y quieres ser.

Y es que, para todo aquel que decida cambiar de vida al igual que lo hice yo, puedo asegurarle que es la mejor manera para descubrirte.

En relación al trabajo, durante estas semanas, he tenido dos observaciones. Es lo que en España todos los profesores tememos cuando viene el inspector al centro. Entran en tu clase, te piden programaciones (aquí planeaciones), y se sientan a observar cómo das la clase, la relación con los alumnos, el control del aula, las actividades que realizas y los materiales que utilizas.

La primera observación que tuve fue de mi coordinadora de Participate, vino a clase y estuvo aproximadamente 45 minutos analizando cada aspecto. He de decir, que durante esa semana estuve muy, muy nerviosa, pues, a pesar de que me siento muy segura como docente, no estoy acostumbrada a que alguien ajeno me juzgue, ya sea para bien o para mal. Durante la noche previa a la observación, fueron muchas las incertidumbres y miedos que no me permitieron cerrar apenas los ojos. ¿Saldrá todo como lo tengo planeado? ¿Estarán los niños motivados con las tareas que he pensado? ¿Se adecuará cada actividad a lo que la coordinadora quiere ver? Y es que, aunque como maestros sepamos y planifiquemos las clases para dar respuesta a todas esas preguntas, al final, todo depende de cómo vengan los niños a clase ese día.

Sin embargo, todo fue genial. Los niños trabajaron muy bien, y todo salió como tenía pensado, a pesar de las dificultades existentes en mi aula. Hiperactividad, déficit de atención, niños de familias desestructuradas, que se suma a la gran dificultad de aprender los contenidos en una lengua que no es la suya, lo que hace que desconecten y se desconcentren más rápido que si estuvieran aprendiendo en su lengua.

Tras esa observación recibí la visita de una de las Principal Assistant, que venía también a evaluarme y valorar mi trabajo como docente. Y otra vez, aparecieron los nervios y las dudas. ¿Por qué? Si la primera salió bien, ¿por qué va a ser esta lo contrario? Pero el miedo es algo que no se puede controlar, así que, de nuevo, los tres días que estuve con ella, fueron momentos de nervios y ansiedad.
El primer día fue una reunión en la que tuve que exponerle la sesión que iba a observar, contenidos, objetivos, adecuación al sistema educativo americano y especialmente a los estándares marcados por el estado de North Carolina, actividades diferencias para los distintos niveles que tengo en mi aula, sistema de evaluación, y muchos más aspectos que, los que sean docentes como yo, saben que tenemos que tener presentes a la hora de planificar una simple hora de nuestro horario.
El segundo día fue la observación, que como expliqué anteriormente, llegó a clase y se sentó a mi lado durante una hora, analizando cada actividad y cada explicación. Disimuladamente, intentaba mirar lo que escribía en su cuaderno, pues no dejó de anotar ni un solo segundo. Mientras trabajaba con los niños, en mi mente solo me hacía una pregunta: ¿será bueno lo que está poniendo?
Por último el tercer día, fue la reunión de la post-observación, ahí ya más relajada, me mostró todas sus anotaciones, y cuál fue mi sorpresa, que todo lo que había escrito eran cosas maravillosas. Le gustó todo, y me celebró muchísimo la relación que tengo con los peques.
Gracias a las palabras de ambas, de la coordinadora y la Principal Assistant, he podido continuar con la misma ilusión y energía con la que llegué.

Y es que, a pesar de que me dejo la piel planificando cada una de mis clases, son muchos los problemas a los que me estoy afrontando, que hacen que haya momentos en los que me cuestione si realmente merece la pena.

Al ser nueva en un sistema educativo que no conoces, y en otro idioma distinto al tuyo, es mucha la información que se pierde, por lo que tengo que estar continuamente buscando compañeros que me vuelvan a explicar qué o cómo se hace lo que nos piden. Y eso...agota bastante. Además, como dije antes, en mi clase hay bastantes problemas conductuales, que a pesar de que cada día recargo energía y entro con una gran sonrisa al aula, ha habido días de querer tirar la toalla y decir "no puedo más".

Pero, una vez que salgo del colegio, pienso "a cabezota no me gana nadie", "esto lo voy a conseguir", y al día siguiente vuelvo a entrar con una sonrisa, porque se que poco a poco lo lograré.

Respecto a mi vida personal, siento que estoy cambiando muchísimo. Cada día me doy más cuenta que necesitaba un reto así. Es verdad que en España lo tenía todo "bajo control", por lo que la tranquilidad reinaba en mi vida. Pero, sí, me he dado cuenta que necesito vivir de la incertidumbre, lejos de los estándares marcados por la sociedad. Por lo que, en ese sentido, estoy muy, pero que muy feliz.

Cada fin de semana, descubro un nuevo lugar, vivo una nueva experiencia, que me está ayudando a descubrir quién soy realmente.

Cuando llegas en Agosto aquí, tienes que asistir a un curso de orientación en el que te dicen que por estas fechas (Octubre, Noviembre), vamos a vivir una fase de "depresión", de tristeza, de no querer continuar. Sin embargo, en mi caso puedo afirmar que es todo lo contrario. Cada día me siento más integrada en este nuevo hogar, con más ganas de seguir descubriéndolo y seguir conociendo a gente extraordinaria.

Por ello, termino este post, repitiendo la frase que siempre digo cuando me preguntan qué haré en los próximos años. "Quien sabe que será de mi, solo se que quiero seguir descubriéndome y ver hasta donde puedo llegar".

Así que a los que estáis ya pensando si aplicar para venir a EEUU como profesores visitantes, ¡no lo dudéis! Yo os digo SÍ, SÍ SÍ.

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